El Ojo Agavero

26/10/13

Ofrenda Matlatzinca "Jana Tejeteni" a Isidro Fabela y Josefina Eisenmann.

 
El Museo Casa del Risco fue en décadas pasadas hogar de Isidro Fabela y su esposa Josefina Eisenmann. Por lo tanto, es natural que el altar de muertos- que desde el 23 de octubre y hasta el 10 de noviembre 2013 estará presente en dicho lugar- esté dedicada a estas dos personalidades.
 
 
Fueron jóvenes estudiantes de la Universidad Intercultural del Estado de México quienes montaron esta ofrenda, haciendo reflejo de las presentes por la etnia matlatzinca, en su comunidad San Francisco Oxtotilpan, Municipio de Temascaltepec, Edo. de México.
 
La ofrenda matlatzinca se coloca desde la mañana del 31 de octubre en dirección a la puerta principal de la casa, siendo éste el punto más visible desde el exterior. Ese día se colocan solamente el arco de palma, la fruta, los dulces, el pan, las flores, las bebidas, el petate, el copal y las veladoras.
 
Ya en la mañana del día 1 de noviembre la familia prepara los platillos que adornarán la ofrenda; mole, tamales, arroz y otros guisos.
 
La familia en pleno coloca los alimentos para sus difuntos familiares y, a la hora del almuerzo, se reunen en la mesa para compartir la comida tanto vivos como difuntos. La iglesia local comienza a tocar las campanas, que sonarán constantemente hasta el día siguiente para que los difuntos puedan guiarse desde el camposanto hasta su casa y de vuelta.
 
 
La comida de la ofrenda se retira hasta el 2 de noviembre pasadas las 12 del mediodía, cuando los difuntos regresan a su descanso. Se piensa que la manifestación de sus almas son pequeñas mariposas que vuelan alrededor de la ofrenda, que de esta forma se apropian de la esencia de los regalos para llevarla con ellos.
 
 
La noche del 2 de noviembre los mayordomos de la iglesia salen a recolectar comida retirada de las ofrendas de las casas, una actividad denominada Pantichimi. Al terminar el recorrido se devuelven a la iglesia, donde se reparte la comida tras recibirla en un pequeño ritual y así, compañeros y mayordomos tienen una pequeña convivencia entre ellos tras la larga actividad de la noche anterior.
 
De este modo se celebra en la comunidad matlatzinca esta tradición tan mexicana, que demuestra que está más viva que nunca y que además tiene tantos rostros y bemoles como etnias y lenguas tiene nuestro México.
 
 
 
 
 

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